El paquete que recibe un cliente incluye diversos elementos más allá del producto. La etiqueta es una de ellos y, aunque ocupa poco espacio, es importante para que el envío se efectúe correctamente. Tanto es así que existe un proceso para el uso correcto de las etiquetas de envío: el labelling o etiquetado. En las siguientes líneas te explicamos en qué consiste y cómo se realiza.
¿Qué es el labelling?
El labelling o etiquetado es el procedimiento que se lleva a cabo para colocar la etiqueta en lo que se conoce como packaging (envoltorio) o bien directamente en el producto. Estos dos procesos suelen llevarse a cabo dentro del almacén logístico. De manera que puede generarse una cadena de trabajo para el envío de paquetes. El concepto de labelling también engloba aspectos relacionados con el diseño de las etiquetas de envío, que depende de las dimensiones del producto y del tipo de mensaje que se quiera transmitir en la etiqueta.
¿Para qué sirven las etiquetas de envío?
El labelling requiere seguir una serie de pautas porque las etiquetas de envío cumplen con dos funciones importantes:
- Las etiquetas se utilizan para identificar el producto y los elementos de fabricación, entre otros datos, siempre cumpliendo con las disposiciones legales del país en cuestión.
- Además, muchos fabricantes aprovechan la etiqueta de envío para incluir el nombre del producto de manera atractiva y/o contar una breve historia de la marca del producto.
El uso correcto de las etiquetas de envío
Tal como hemos indicado, el labelling requiere tener en cuenta una serie de consideraciones para llevarlo a cabo de la mejor manera:
- Los códigos de barras o QR de la etiqueta deben ir destapados. Un error frecuente es tapar los códigos de barra o QR con cinta adhesiva, por eso es importante que revises que no van tapados con ella o con algún otro elemento que utilices para embalar, incluso si es transparente, ya que podría dificultar la lectura y, por tanto, el envío.
- La impresión debe ser de calidad. Si la impresión de la etiqueta de envío no es buena, a veces puede resultar ilegible. Por tanto, aunque parezca obvio, debes cuidar que la impresora tenga la tinta suficiente como para imprimir las etiquetas que tienes previstas. Así, se verán nítidas y no habrá ningún problema con la lectura, especialmente importante en el caso del códigos de barras o el QR.
- Respeta el tamaño de letra original de la etiqueta. Si tienes el diseño de una etiqueta acabado, lo habitual es que el formato y el tamaño de la letra elegidos aporten al texto una visibilidad óptima de acuerdo con las dimensiones de la etiqueta de envío. Así que es importante que respetes el diseño original para que siga siendo legible y que tus productos no sean rechazados durante el envío.
- Coloca la etiqueta de envío extendida. Cuando vayas a pegar la etiqueta, elige una cara del embalaje o del producto que sea lo más lisa posible para que quede totalmente extendida, sin arrugas ni dobleces. Por otra parte, debes vigilar que la etiqueta quede colocada en una sola cara del paquete para evitar posibles confusiones.
- Procura que la etiqueta vaya limpia. Algunas personas creen que pueden escribir sobre la etiqueta. Sin embargo, la devolución de paquetes es frecuente si se detectan partes de ella tachadas, resaltadas o con indicaciones adicionales, por ejemplo. Y, por supuesto, la etiqueta debe ir libre de todo tipo de sustancia o suciedad.
¿Quieres hacer un envío directo? Un buen labelling es fundamental para que no haya complicaciones durante el transporte. Y, si todavía te quedan dudas, recuerda que puedes consultar a los profesionales de Maresa Logística expertos en etiquetado de productos y estarán encantados de facilitarte toda la información que necesites.